Palabras para vivir IV
Seguramente una de las experiencias más emocionantes que sentimos es la de realizar un viaje a un lugar lejano y desconocido. La emoción queda anclada cuando llegamos al nuevo lugar, y nos sumergimos en los paisajes y en las formas de vida que descubrimos.
Una vez que el viaje ha pasado sentimos un gran interés por revivir nuestros recuerdos y compartir la experiencia con los demás. De una manera informal, relatamos lo que hemos visto y lo que nos ha sucedido. Así, damos paso a la narración del viaje.
Para escribir sobre un viaje, no es necesario realizar grandes recorridos, visitar países exóticos. Una simple ruta que hayas realizado, aunque sea a un lugar cercano, de tu entorno, te puede servir para comenzar a escribir, a narrar, a describir lo que has visto y descubierto. Para ello, puedes estrucurar tu texto como lo harías si escribieras cualquier relato o historia vivida o de ficción:
Puedes ilustrar tu texto escrito con fotografías o dibujos, con un mapa del país o de la ciudad, incluso señalando con un marcador la ruta que has seguido.
El relato de viajes tiene ciertas características propias que lo definen frente a otros tipos de narración. Este relato narra una experiencia en la que el narrador se convierte en testigo presencial y, de ese modo, describe la realidad. Así, el autor pasa a ser simultáneamente narrador y personaje.