Sirva esta imagen como ejemplo de lo mucho que ha cambiado nuestra forma de comunicarnos desde que, hace tan solo unos años, Internet revolucionara nuestro entorno más cercano.

Por lo general son muy pocas las veces que recibimos esas entrañables cartas manuscritas en el buzón de casa, y es que cada vez somos más los que nos sumamos a la moda del correo electrónico o del chat.

Actualmente consultamos nuestras dudas léxicas o lingüísticas a toda velocidad de forma interactiva en los diccionarios electrónicos; y, por supuesto, la información que encontramos en las enciclopedias digitales no solo nos resulta más amena su lectura (pues normalmente viene acompañada de documentos audiovisuales) sino que además nos permite cortar-pegar fragmentos para reelaborar la información según nuestro interés particular.

Qué decir acerca de los medios de comunicación de masas: está demostrado que cada vez consultamos menos la prensa impresa, pues el formato digital resulta más sugerente y económico. ¿Y qué me dices de los últimos avances televisivos: la televisión a la carta? Si hasta la radio de hoy en día se ha subido al carro de la modernidad destapando su misterio: ya le podemos poner cara a sus locutores a tiempo real.