En el siglo II, el astrónomo Ptolomeo recogió las ideas acumuladas hasta entonces y propuso un modelo de Universo en el que la Tierra estaba en el centro y alrededor de ella giraban todos los cuerpos celestes, en esferas cada vez mayores.
Pero las observaciones experimentales realizadas en los siglos siguientes llevaron a Copérnico a plantear su modelo heliocéntrico, publicado en 1543 y desarrollado posteriormente por Galileo, que en 1633 sufrió el juicio de la Inquisición por herejía al defender que el Sol era el centro del Universo. En 1994 el Papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores cometidos por la Iglesia en las persecuciones a científicos, haciendo referencia especial a Galileo.
Actualmente, el modelo heliocéntrico está superado, ya que se sabe que el Sol es el centro del Sistema Solar, pero no de la galaxia en la que se encuentra, ni mucho menos del Universo.