España: del absolutismo a la Guerra Civil
La Constitución de 1812
La ausencia de los reyes de la dinastía Borbónica y el levantamiento contra José I originó en España un vacío de poder que intentó suplirse mediante la creación de Juntas territoriales y una Junta Central que era la referencia de las demás.
Desde la Junta Central se convocaron Cortes que se reunieron primero en Sevilla y, posteriormente, en Cádiz, ciudad que no estaba ocupada por los franceses.
En su composición intervenían ilustrados procedentes de la nobleza o del mundo intelectual y monárquicos partidarios del absolutismo. Su composición, mayoritariamente liberal, permitió la elaboración de una Constitución, que fue aprobada el 19 de marzo de 1812, y que supuso la primera carta constitucional de España.
Los principios de su texto eran netamente liberales: soberanía nacional, división de poderes (reservando el ejecutivo al monarca), derechos civiles como el sufragio universal masculino… aunque otras medidas, como la oficialidad de la religión católica, también aparecían en su contenido.
Además de su papel constituyente, decretaron la abolición de la Inquisición y la supresión de señoríos y privilegios nobiliarios, haciendo a todos los españoles iguales ante la ley.
La aprobación de la Constitución de 1812 supuso el fin del Antiguo Régimen en España.