Gobierno de Aragón
Lengua Castellana y Literatura
4º - Lengua Castellana y Literatura
Escuchar y leer

City of words

Tiene un pico de oro se dice de alguien que habla bien; tiene mucha labia era antes el comentario que se hacía sobre las personas que eran capaces de embaucar hablando. Sí, se puede embaucar con la palabra. ¿Quién no ha utilizado lo mejor de su repertorio lingüístico para seducir a alguien? Ante una cita importante (da igual que sea amorosa, una entrevista de trabajo o un compromiso social de otro tipo) no sólo nos vestimos adecuadamente, nos perfumamos e intentamos dar la mejor imagen, sino que hacemos un esfuerzo por utilizar adecuadamente el arma más poderosa de seducción que poseemos: la lengua. Si somos conscientes de ese poder, si entendemos que una palabra es mucho más que un significado y una sucesión de sonidos (que ya de por sí pueden seducir), podremos comprender mejor lo que se esconde tras ellas.

Las palabras se las lleva el viento, dice un viejo refrán. Y otro señala que obras son amores y no buenas razones. Y, como ocurre siempre con el refranero, ambos tienen parte de razón. Pero las palabras cambian la vida de las personas y transforman el mundo, para bien o para mal. Hitler embaucó con la palabra a millones de personas y arrastró al planeta a uno de los periodos más tristes de la Humanidad; afortunadamente, otros mensajes muchos más positivos resuenan en nuestras conciencias, algunos desde hace siglos.

De todos modos, no te confundas: las palabras en sí no son buenas ni malas, lo son quienes las utilizan. El sexismo, el racismo o cualquier otro tipo de discriminación están en la lengua porque lo están en la sociedad. Lo que ocurre es que a veces hay expresiones que están tan arraigadas que las utilizamos sin ser conscientes de lo que realmente significan. Por eso es bueno reflexionar sobre ello, para no ser partícipes inconscientes de un modo de entender el mundo con el que no estamos de acuerdo.
 
*Imagen: Vito Acconci, City of words
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