Racismo en la lengua

Vamos a comenzar por una distinción terminológica. Racismo y xenofobia son palabras con distintos significados. Según el DEA (Dicionario del español actual, de Manuel Seco) racismo se define como la tendencia a considerar unas razas superiores a otras y, como consecuencia, a discriminar a las inferiores, mientras que xenofobia es odio al extranjero o a los extranjeros.
Los prejuicios contra cualquier minoría o grupo social que es considerado diferente, marcado socialmente por razones económicas, étnicas, o sexuales, enseguida afloran en el idioma. Normalmente se cargan de connotaciones negativas las palabras empleadas para designar a dichos grupos; otras veces, se crean expresiones que reflejen esa visión negativa. De esta forma, los términos peyorativos quedan fijados en la lengua, aun cuando se haya perdido el referente que las hizo nacer. Los hablantes las siguen utilizando aunque en su ánimo no esté el ofender ni se sientan identificados con quienes discriminan.
No entraremos aquí a analizar el uso deliberadamente racista que algunas personas hacen de expresiones como "moro" o "negro", que en sí no son insulto (decir "ahí va un hombre negro" no puede ofender a nadie) pero cuyo uso como una forma de agravio denigra más a quien las usa que a quien las recibe. Nos vamos a centrar en locuciones y expresiones que anidaron hace mucho tiempo en nuestra lengua y que hoy usamos sin ser conscientes de que reflejan una visión falsa y estereotipada de algunas minorías.
Algunas expresiones de este tipo son inocuas ("no hay moros en la costa", "es trabajo de chinos"), pero otras no. A pesar de que España no es un pais en el que el antisemitismo tenga presencia relevante, los judíos no salen muy bien parados en nuestra lengua, ya que los prejuicios religiosos siguieron vivos durante mucho tiempo.. "Judío", con la etiqueta de peyorativo e insulto, es aquel que es usurero o tiene una gran ambición ambición por acumular riqueza; "hacer una judiada" equivale a realizar una mala acción con la intención de dañar o perjudicar a alguien; a los hombres celosos se les dice "moros" o "morazos"; "se va a quedar moro" se decía con pena de los que no habían sido bautizados; en el mundo de la tauromaquia se denomina "morucho" al toro de media casta porque el padre o la madre no son de ganadería brava o reconocida; "gitano" se dice de aquela persona que en los tratos comerciales actúa de forma incorrecta; también se dice "pareces un gitano" a quien tiene un aspecto abadonado; "merienda de negros", "hacer el indio"... son expresiones que reflejan una visión estereotipada de algunos colectivos. El estereotipo es injusto, y por tanto es conveniente desterrar esas expresiones de nuestro vocabulario.
También denota racismo el uso de diminutivos para referirnos, potr ejemplo, a personas de raza negra. Hace unos años, una presentadora se refería a un pivot del club de baloncesto CAI Zaragoza como "el negrito del CAI". Un "negrito" de más de dos metros... Desafortunada expresión, ¿no crees?
Asimismo, se debe exigir a los periodistas que den datos raciales o de nacionalidad cuando realmente el hecho sea noticiable. Que Obama sea el primer presidente negro de Estados Unidos es noticia; que varios atracadores robaran ayer en un banco y uno de ellos fuera negro, oriental o del Este, no.
*Imagen: No al racismo
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