Los diez primeros años del reinado de Isabel II estuvieron marcados por el apoyo en los liberales moderados del general Narváez. La Constitución de 1845 rigió este periodo, caracterizada por un regreso al conservadurismo, con sufragio censitario, recortes en la libertad de prensa y mayor poder de la monarquía.
Los progresistas se fueron radicalizando, formando el partido demócrata, cuya pretensión era el sufragio universal y el partido republicano, opuesto a la monarquía.
De nuevo un pronunciamiento militar, esta vez de O'Donell, acabó con esta etapa.
El bienio progresista (1854-1856)
La Unión Liberal de O'Donell pasa a ocupar el gobierno. Un nuevo proceso desamortizador, encargado al ministro Pascual Madoz, puso en circulación los bienes comunales municipales, que eran aprovechados por los pequeños campesinos y que supuso un grave perjuicio para éstos. También se elaboró el proyecto de red de ferrocarriles que, desde entonces comenzó a construirse.
La alternancia en el poder
El descontento social hizo que la reina nombrara un gobierno conservador. Desde ese momento, y durante diez años, fueron alternándose en el poder gobiernos conservadores (de la línea de Narváez) y de la Unión Liberal de O'Donell, un partido muy centrado. Las tendencias más progresistas de demócratas y republicanos fueron marginadas de esta alternancia. Para favorecer esta alternancia, los procesos electorales se amañaban y los caciques locales compraban la voluntad de los votantes.
La crisis del reinado de Isabel II
La sociedad estaba revuelta, la crisis económica era galopante y las revueltas campesinas crecientes: los pequeños campesinos se habían visto perjudicados por la desamortización, ya que no habían podido comprar tierras y habían perdido el uso de las tierras comunales. Las constantes asonadas del ejército, el estallido de la Segunda Guerra Carlista...
En este panorama, la popularidad de la reina estaba por los suelos y los partidos marginados por la alternancia en el poder llegaron a un acuerdo (el pacto de Ostende) para acabar con la monarquía.
Ordena
Ordene cronológicamente los acontencimientos del reinado de Isabel II.
Regencia de Espartero
Diez años de alternancia conservadores-progresistas
Desamortización de Mendizábal
Década moderada
Golpe de la Granja
Bienio progresista
Regencia de María Cristina de Borbón
Pacto de Ostende
Pronunciamiento de O'donell
Completa el texto
Los
fueron el principal apoyo de Isabel II para su entronización. Dentro de este grupo comenzaron a manifestarse distintas tendencias: los
, a los que confió el poder la regente María Cristina y los
. Con el paso del tiempo, los
fueron diferenciando sus ideologías:
, de corte centrista;
, que pretendían el final de la monarquía, y los
, que perseguían el sufragio universal.
Contesta
Explique en qué consiste el caciquismo.
Es el control del voto en las zonas rurales mediante presiones de los caciques sobre las clases populares.
Contesta
Indique cuatro rasgos que identifican a la constitución de 1845 como conservadora.
Pueden ser alguno de estos:
- Soberanía del rey y las cortes.
- Ampliación del poder ejecutivo (monarquía) y disminución del legislativo (cortes).
- Mantenimiento de la religión católica y su jerarquía.
- Centralismo administrativo.
- Sufragio restringido.
- Senado nombrado por la reina.
- Restricción de libertades individuales.
Constitución de 1845
Está Constitución recoge las ideas básicas del moderantismo: rechazo de la soberanía nacional y sustitución por la soberanía conjunta del Rey y las Cortes. Ampliación de los poderes del ejecutivo y disminución de las atribuciones de las Cortes. Exclusividad de la religión católica y compromiso de mantenimiento del culto y clero. Ayuntamientos y Diputaciones sometidos a la Administración central. Supresión de la Milicia Nacional. Restricción del derecho de voto, que se remite a una nueva ley electoral posterior y Senado no electivo sino nombrado por la reina entre personalidades relevantes y de su confianza. Se mantenía gran parte del articulado de la Constitución de 1837, sobre todo en la declaración de derechos, pero se remitía su regulación a leyes posteriores que fueron enormemente restrictivas con las libertades. Por último, confería enormes atribuciones a la Corona, ya que, además de la facultad de nombrar ministros y disolver las Cortes, le otorgaba la facultad de nombrar el Senado.