
España: del absolutismo a la Guerra Civil
La Primera República
En febrero de 1873, las Cortes proclamaron la I República, la Gloriosa, episodio muy fugaz que acabaría en diciembre del año siguiente.
Los problemas a los que hubo de enfrentarse este primer periodo republicano fueron grandes, como lo demuestran los tres presidentes que se sucedieron en tan corto periodo de tiempo: Pi y Maragall (que dimitió al no poder controlar el conflicto cantonal), Nicolás Salmerón (dimisionario por negarse a firmar una sentencia de muerte) y Emilio Castelar (depuesto tras un pronunciamiento militar).
Aquí, el partido republicano reivindica la gloria que sería haber destruido la monarquía; no os echéis en cara la responsabilidad de este momento supremo. No; nadie ha matado. Yo, que tanto he contribuido a que llegase este momento, debo decir que no siento, no, en mi conciencia, mérito alguno de haber concluido con la monarquía. La monarquía ha muerto sin que nadie, absolutamente nadie, haya contribuido a ello, más que la Providencia. Señores: con Fernando VII murió la monarquía tradicional; con la fuga de Isabel II, la monarquía parlamentaria, y con la renuncia de Amadeo, nadie ha acabado con ella. Ha muerto por sí misma. Nadie trae la República; la traen las circunstancias; la trae una conspiración de la Sociedad, de la Naturaleza, de la Historia. Señores: saludémosla, como el sol que se levanta por su propia fuerza en el cielo de nuestra patria.
Discurso de Emilio Castelar en la Cámara de Diputados el 11 de febrero de 1873