Ya hemos comentado antes que aunque el léxico del español actual presenta diversos orígenes, la
mayoría de sus palabras procede del latín. A éstas las llamamos
voces patrimoniales. Están en nuestra lengua desde que se impuso el latín vulgar en la Península y han ido evolucionando fonéticamente hasta nuestros días. Observa, a modo de ejemplo, los cambios etimológicos en estos casos:
etc.
A las palabras de origen clásico (griego o latín) que apenas han sufrido cambios y se mantienen con una fonética muy similar se les denomina
cultismos. La frase latina
verba volant, scripta manent (la palabra vuela, lo escrito permanece) explica muy bien la existencia de cultismos en nuestro caudal léxico. Estos términos se introdujeron en nuestra lengua no a partir de la lengua hablada, sino a través de los textos redactados en ambientes cultos por personas eruditas. Por ejemplo: c
ripta, ocular, ministerio, etimología, praxis, apicultor, espíritu, familia, fraternal, etc.
No debemos confundir cultismo con
latinismo. El cultismo lo empleamos de forma habitual en nuestra habla, los latinismos son expresiones del latín que se usan en contextos determinados, por lo general cultos o especializados:
a priori (a través de la experiencia; de la causa al efecto),
ex abrupto (de repente),
verbigracia (por ejemplo), etc.
A veces la misma palabra de origen clásico nos llega duplicada, una por vía culta (cultismo) y otra por vía popular (patrimonial). En estos casos hablamos de
dobletes. Hay muchos en español. Veamos algunos ejemplos:
- Colocar y colgar (< COLLOCARE)
- Digito y dedo (< DIGITUS)
- Frígido / frío (< FRIGIDUS)
- Estricto / estrecho(< STRICTUS)
- Cálido / caldo (< CALIDUS)
etc.
Como habrás observado en los ejemplos expuestos, el primer término es el cultismo (menos cambios fonéticos respecto del latín) y el segundo, la palabra patrimonial. Y, por lo general, los cultismos tienen un uso más restringido, menos común: áureo, ánima, frígido, dígito, etc. Un caso curioso en este sentido es el doblete raudo y rápido porque es la voz patrimonial raudo la que se ha convertido en término culto frente al cultismo rápido que tiene un uso común.