En la actualidad, junto a los mapas, se utilizan fotografías obtenidas desde satélites a las que, con complejos programas informáticos, se les ha dado un tamaño que obedece a una escala (una dimensión de la fotografía se corresponde a otra proporcional en la realidad), de tal forma que son proporcionales con la misma. La principal ventaja que presentan es que recogen una gran información sin necesidad de recurrir a símbolos; sus principales inconvenientes son que necesitan una gran calidad-resolución para poder hacer que esa información sea visible, y que pueden resultar confusos  en las fotografías de pequeña proporción o escala.