

En nuestra experiencia cotidiana observamos como al mezclar o calentar sustancias, y algunas veces incluso espontáneamente, se producen cambios en ellas. Dentro de estos cambios podemos encontrar algunos que no modifican la naturaleza de la sustancia original, como por ejemplo el cubito de hielo que se derrite en agua o la disolución de una cucharada de sal en un vaso de agua, ya que seguimos teniendo tanto agua como sal.
En otros casos el cambio es mucho más dramático: el resultado resulta ser una sustancia absolutamente diferente a la que teníamos al principio. Algunos ejemplos de estos cambios son la combustión de la madera en una hoguera o la aparición de óxido en la superficie de un clavo de hierro.
Ahora aprenderemos a distinguir entre ambos procesos, tanto de una forma experimental como a nivel de partículas, y nos centraremos en las transformaciones del segundo tipo, así como en su importancia en la vida cotidiana.