

Pese a que la imagen que dan los medios de la química no suele ser positiva (industrias, contaminación,...) la realidad es que una buena parte del bienestar social conseguido por nuestra sociedad se sustenta en las aportaciones de la química.
La química ha estado presente en la vida del ser humano desde la antigüedad,: el descubrimiento del fuego y su uso tanto en la cocción de alimentos como en la fabricación de recipientes de barro marca el comienzo de la civilización. Sin ir más lejos, algunos periodos históricos reciben el nombre del metal asociado a su tecnología: edad de hierro, edad de bronce...
En la Edad Media se desarrolló la alquimia, una mezcla entre filosofía, misticismo y tecnologías varias. La búsqueda de la piedra filosofal que transformara cualquier material en oro permitió el desarrollo de nuevos desarrollos experimentales y descubrimiento de muchos elementos químicos hasta entonces desconocidos que sentaron la base de la química moderna.
El desarrollo de la química como ciencia moderna se produjo con la llegada de la revolución industrial, a principios del s. XIX, con un desarrollo tanto teórico como industrial vertiginoso, con la introducción de materiales tecnológicos como el acero o el hormigón armado.
En la actualidad, los campos de investigación de la química son muy numerosos, fruto de la ultraespecialización tanto de procesos como de investigadores, provocando la aparición de la ingeniería química como respuesta a las necesidades industriales. De entre estos campos, destaca la química de los materiales, que desarrolla, entre otros, superconductores, cristales líquidos o cerámicas con propiedades hasta hace poco de ciencia ficción y que contribuirán a mejorar nuestra calidad de vida.