La Edad Media: el feudalismo y el Islam
La cordillera Cantábrica, en Asturias y Cantabria, había permanecido hostil a las distintas dominaciones, luchando contra los romanos, los visigodos y, ahora, contra los musulmanes.
Allí se refugiaron los nobles visigodos derrotados y acordaron con los astures la resistencia contra los nuevos invasores eligiendo como líder a Pelayo, probablemente un noble visigodo o, tal vez, un astur autóctono. De él partiría el primer linaje de monarcas cristianos confinados en ese pequeño territorio que también fue recibiendo un flujo migratorio de población hispana huída en el momento de la invasión.
Por otra parte, la imposibilidad de controlar todo el territorio por parte de los musulmanes, dejó los territorios más alejados de la capital cordobesa, especialmente la submeseta norte, poco poblados y con escasa presencia andalusí, cosa que aprovecharían los cristianos para avanzar territorialmente.
Cuando la unidad del califato desapareció el dominio territorial musulmán se debilitó, ello favoreció que los territorios cristianos aprovecharan la ocasión para extenderse territorialmente y afianzar sus dominios hacia el sur.