La Edad Media: el feudalismo y el Islam
El gobierno y la estructura de las ciudades
El nacimiento de las ciudades fue apoyado por las monarquías que vieron en ese fenómeno una forma de recuperar su poder, así otorgaban a las ciudades fueros y privilegios en los que, a cambio de los impuestos, los burgueses quedaban liberados de sus ataduras feudales.
De esta forma, las ciudades pudieron constituir sus propios órganos de gobierno: los ayuntamientos, gobernados por un concejo elegido entre sus habitantes (de ahí la palabra concejal) del que salía la figura del alcalde que lo presidía. Paulatinamente estos cargos fueron ocupados por los burgueses con más poder político.
En las ciudades encontraron su sito los obispados, de forma que podemos realizar la asociación de monasterios con el medio rural feudal y los obispados con el medio urbano.
Estructura urbana
El crecimiento de las ciudades fue desordenado. Muchas de ellas crecieron partiendo de un viejo trazado urbano romano y otras se fundaron aprovechando cruces de caminos en rutas comerciales, puertos de mar?
El crecimiento fue muy rápido y sin planificación. Las casas se amontonaban unas pegadas a las otras, creaban un trazado urbano estrecho y sinuoso que hoy en día se mantiene en numerosos cascos viejos de las ciudades actuales. Este crecimiento desordenado se produjo sin crear infraestructuras que ya habían usado los romanos, como las alcantarillas y creó calles poco salubres de tierra, que se convertía fácilmente en barro, en las que se acumulaban los desperdicios.
Las ciudades se amurallaban; en la plaza principal se levantaba el ayuntamiento (símbolo del poder burgues) y la catedral (símbolo del poder religioso), también aparecen lonjas de mercaderes y los arrabales fuera de las murallas, conforme la población se incrementa. Los judíos y los moriscos solían vivir agrupados en un mismo barrio: las juderías y las morerias.
Yo, Alfonso, rey por la gracia de Dios, os otorgo esta carta de donación y confirmación a vosotros todos, pobladores de Calatayud que ahora la pobláis y a todos los que de aquí en adelante vengan a poblarla. Os otorgo y concedo fueros tales cuales vosotros mismos me lo habéis pedido.
Todos los pobladores que vengan a poblar Calatayud queden absueltos y libres de todas las deudas que hayan contraído, de las caloñas y daños que pesaren sobre ellos, vengan del rey o de cualquier otro hombre; y donde quiera que tuvieren heredades o haberes, téngalo todo salvo y sin travas, libre y franco para venderlo, donarlo y gravarlo a quienes ellos quieran.
Elija el Consejo el Juez que quisiere y esté en su cargo durante un año; después haga el Consejo como le plazca.
Y yo Alfonso, Rey por la gracia de Dios, os concedo términos a los hombres de Calatayud: Berdejo, Langa, Carabantes, Ariza, Cubel, Albalate, Guisema, Chodes, Alconchel, Villafeliche, Milmarcos, Codos.