El origen del reino de Pamplona, que posteriormente pasaría a llamarse de Navarra, está íntimamente ligado a los carolingios. Pamplona fue tomada pronto por los musulmanes y de su gobierno se ocuparon gobernadores locales convertidos al islam, sin embargo pronto fueron desplazados por los carolingios procedentes de Francia, que fueron reemplazados a su vez por el linaje de los Arista.
Sancho IV de Navarra, hábil negociador, pactó con Castilla y obtuvo algunas tierras de la Rioja y acordó con los aragoneses repartirse la taifa de Murcia. Encajado entre Aragón y Castilla, el reino de Navarra emparentó con Francia y a la muerte de Sancho el fuerte ocupó el trono un sobrino procedente de Champaña.